Thursday, April 26, 2007

Pebetero

Las abstracciones son, querida Fabia,
una costumbre de la adolescencia
que no está ya al alcance de mi ciencia
ni de mi otrora conceptista labia.

Tampoco la hermosura como savia
corre ya por mi sangre sin licencia
ni se marca en mi rostro la prudencia
que es virtud cardinal en Roma, en Babia

y en Úbeda también, donde los cerros.
Por eso ni siquiera allí me hallo,
por eso ya no sé soltar los perros

del verbo cazador, por eso callo
y a la mudez informe me retiro,
al humo y las victorias, como Ciro.

1 comment:

Anonymous said...

Cuánto amor,¡dios mío! y cuánta metralla/
escriben estos niños sin despecho,
que mano a mano con teclado en pecho/
verso y beso deletrean sin falla.

Yo no me atrevo con tamaña bomba
no vaya a ser que el ritmo de quincalla/
mío bacalao sea a toda tralla
y manga por hombro, verso por tromba/

gruñan los dioses del amor sin talla./
Así, ya acabo sin gloria ni pena
aclarando que el que otorga no calla/

que con estos petardos uno entrena
hasta que explota en la mano la vena/
y verso y beso son solo metralla.