Meditaciones viendo al amado enfermo dormir mientras le velaba a la cabecera del lecho.

I.
Doliente está el amado
sufriendo dolor cruel desmesurado
y temblores señeros
su carne estremecida
entonando gemidos lastimeros
de saetas transida
se queja de su suerte
pide presto el alivio de la muerte
Tendría en gran ventura
que fuese del dolor mi cuerpo casa
que sufriendo tortura
el amor que me abrasa
encontrase su alcance y su mesura.
Pues él pena en el cuerpo y yo en el alma
y nada mi mal calma.

II.
Por la suya cambiaba yo mi pena
y en el trueque hallaría dos contentos
si su mal se serena
tomando yo en mis hombros sus tormentos

él ya no sufriría
y yo a la vez enfermando sanaría
pues el Amor me ha herido de su mano.

Grata cosa sería

si cambiando sus males por mi herida

herido él, mas lozano

yo enferma, mas querida.

III.
Ese fuego en el lomo
que devora la gracia y el aplomo

inundados los ojos

de mi amado que otrora tan hermoso
reducido a despojos
postrado está en el lecho doloroso.
Mi querer no abandona
a mi bien, si amazona
en otro tiempo yo fui, si fui arquera
seré ahora enfermera.